Viaje de norte a sur
Hace unos meses mi antiguo compañero de universidad, el Dr. Albert Vim, se puso en contacto conmigo. Acababa de crear un proyecto de ayuda humanitaria y nos comentó, a Laura y a mi, que estaba buscando profesionales del sector dispuestos a enfundarse el mono e ir a los campamentos saharauis de cooperantes. En ese mismo instante mi primera reacción fue clara, y quizás un punto egoísta, pensé “no me interesa, en el Sahara, por la noche hace frio y durante el día calor, sólo hay desierto, no es fácil conseguir agua potable y las condiciones son poco agradecidas… qué demonios, para eso me voy a un país tropical”. Pero seamos realistas, fue una reacción natural, vivimos en un entorno de confort y facilidades del que a veces nos es difícil despegarnos. Además le estaba dando la espalda a los valores que siempre me han inculcado en casa, la solidaridad, el desapego, la generosidad y otros valores humanos fundamentales.
Sin embargo, a partir de ese momento me puse a reflexionar. Me volvieron muchos recuerdos de vivencias pasadas que habían dejado huella en mi forma de ver el presente. Sin ir más lejos, el año pasado estuve en cuba 15 días en el hospital de Santa Clara trabajando de odontólogo. Francamente, fue una experiencia muy enriquecedora, envuelto de gente encantadora, trabajando a todas horas, sin esperar nada a cambio. Durante unas semanas me alimenté de sonrisas agradecidas y me sentí liberado, sin presión. Todos aquellos que hayan experimentado una sensación similar entenderán porqué esas dos semanas me ayudaron a volver a enamorarme de mi preciosa profesión.
Seamos claros, los dentistas somos a veces un gremio poco apreciado, nadie tiene en su lista de “fin de semana perfecto” una visita a su odontólogo. Por otro lado los dentistas sí gozamos de un reconocimiento y el cariño que se le coge a cumplir una función importante en el seno de nuestra sociedad ayudando a los demás a preservar su salud y ello termina siempre por valer la pena. Quizás por eso soy dentista y quizás por eso volví a hablar con el Dr. Vim y le dije “oye, cuenta conmigo”. También es algo que me viene de familia. Mi padre y yo compartimos profesión y desde hace diez años realiza tratamientos gratuitos en programas sociales. Los niños y niñas saharauis son un habitual en su clínica durante los meses de verano ya que se desplazan a Tarragona gracias a los programas Vacaciones en Paz que organizan algunas asociaciones catalanas. Ellos hacen un viaje, de sud a norte, y cuando llegan aquí les recibimos encantados. Durante esas semanas el ambiente en la clínica es estupendo, es una experiencia mágica, con niños y niñas llenos de vitalidad. Por desgracia hay muchas más personas a las que no podemos atender desde aquí, que no tienen la oportunidad de venir y siguen necesitando ayuda. Por eso en parte siento que ha llegado el momento, una ocasión perfecta para recordar los valores y la motivación que hacen irte a la aventura; la llamada del Dr. Vim es una ocasión perfecta para coger la mochila, para hacer por fin mi viaje: este de norte a sur.
Creo que hay que aprovechar esta oportunidad para ir a los Campamentos con la intención de compartir y a la vez de aprender mucho. La idea del proyecto es echar una mano aprovechando lo que sé hacer. Vamos a incidir en el sector de la salud con un proyecto de odontología conservadora. Queremos conseguir el máximo de tratamientos posibles con el material y medicamentos que estamos recolectando. No estaré sólo, tengo a mi lado un equipo de personas increíble. Mi compañera Laura y yo hemos aceptado el “reto” de este bonito proyecto, que es posible también gracias a las diversas clínicas dentales, empresas del sector y particulares que están aportando material y nos están dando su apoyo anímico y económico.
Por eso escribo, para dar las gracias y pedir que sigáis a nuestro lado porque juntos podremos hacer mucho más. Cuento con vosotros para hacer este viaje de norte a sur.
¡Ayúdanos a hacer posible este viaje! Contamos contigo: crowdfunding
por Pedro Nahuel Higa Scoppettuelo, colegiado núm. 6259